dijous, 27 de novembre del 2008

ANTONIO MACHADO

Antonio Cipriano José María y Francisco de Santa Ana Machado Ruiz, conocido como Antonio Machado nació el día 26 de julio de 1875 en Sevilla. Fue el segundo de cinco hermanos de una familia liberal. En 1883, su abuelo es nombrado profesor de la Universaidad Central de Madrid y toda la familia se traslada con él a dicha ciudad. Antonio Machado completa entonces su formación en la célebre Institución libre de enseñanza fundada por Francisco Ginder de los Ríos.

Machado interrumpe varias veces sus estudios, afectado por los problemas económicos de su familia tras la muerte de su padre por tuberculosis en 1893. El influjo familiar y su centro de estudios marcaron su camino intelectual.

En 1899, Antonio Machado viaja a París, donde vive su hermano el poeta Manuel, con quien en lo sucesivo emprenderá una carrera conjunta de autores dramáticos, y trabaja de traductor para la Editorial Garnier. Allí entrará en contacto con, por ejemplo, Oscar Wilde y Pío Borja y asiste a las clases del filósofo Henri Bergson, que le impresionan profundamente. Vuelve a España y trabaja de actor mientras alcanza el título de bachiller.

Publica Soledades (1903). En 1907 publica Soledades, Galerías y Otros poemas, una versión ampliada de Soledades, y gana las oposiciones al puesto de catedrático de francés.

Leonor cae enferma de tuberculosis y muere en 1912, lo que sume a Machado en una gran depresión y éste solicita su traslado a Baeza (Jaén), donde vivirá con su madre. En 1912 publica Campos de Castilla, En 1937 publica La guerra. Entre 1937 y 1939, En febrero de 1939. donde poco después se produce la muerte del poeta y la de su madre con sólo tres días de intervalo. En su bolsillo se encuentra un último verso: "Estos días azules y este sol de la infancia".



A UN OLMO SECO


Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.